¿Por qué ir al psicólogo?
Ante un malestar de tipo psicológico/emocional, la persona primero trata de resolverlo sola, pero si después de un tiempo moderado la situación sigue igual y el malestar persiste, en ese momento debería buscar ayuda profesional.
Todavía hay personas que sienten rechazo o miedo a afrontar sus dificultades, sus inseguridades, o que les cuesta pedir ayuda, como si eso fuera signo de debilidad, cuando es todo lo contrario: se requiere valentía y sensatez para encarar los problemas y ponerles solución.
El bienestar interior y la salud emocional son esenciales para poder vivir con plenitud.
Los síntomas más comunes son:
– Tristeza, ganas de llorar, desesperanza ante la vida.
– Nerviosismo, agitación, insomnio, ansiedad.
– Sensación de vacío, no tener ganas de hacer nada, no disfrutar con ninguna actividad.
– Sensación de tener un nudo en la garganta, presión en el pecho o un “pellizco” en el estómago.
– Estar irritable, no tener ganas de ver a personas con las que antes pasábamos ratos agradables.
Todos sufrimos puntualmente alguno de estos síntomas, pero el grado de malestar y su duración debe movernos a hacer algo por ayudarnos.
En un trabajo terapéutico, no se trata de que el terapeuta le diga a la persona lo que tiene que hacer para resolver sus problemas, sino que entre los dos deben trabajar para encontrar los focos del problema, y hallar formas diferentes de actuar y de sentirse ante lo que nos pasa en la vida. Es fundamental que la persona llegue a conocerse a sí misma (entender sus reacciones, cómo se siente ante las situaciones, sus relaciones con los demás, su relación consigo mism@… ) para poder empezar a poner solución a sus problemas y no estar siempre repitiendo las mismas situaciones.
Es muy importante que nos cuidemos no sólo en el plano de la salud física, sino también en el plano de la salud mental / emocional, para llegar a tener una calidad de vida real y ser capaces de disfrutar de todo lo que la vida puede ofrecernos.